Chile vota en unas polarizadas elecciones marcadas por la fatiga y el temor a la inseguridad

CHILE-ELECCIONES De izquierda a derecha, los candidatos presidenciales Franco Parisi del Partido del Pueblo; Jeannette Jara de la coalición Unidad por Chile; Marco Enriquez-Ominami del Partido Progresista; Johannes Kaiser del Partido Libertario Nacional; José Antonio Kast del Partido Republicano; Eduardo Artes del Partido Acción Proletaria; Evelyn Matthei de la coalición Chile Vamos y el independiente Harold Mayne-Nicholls gesticulan antes de un debate previo a las elecciones generales, en Santiago de Chile, el lunes 10 de noviembre de 2025. (Foto AP/Esteban Félix) (Copyright 2025 The Associated Press. All rights reserved) (Esteban Felix/AP)

SANTIAGO (AP) — Los chilenos están llamados a votar este domingo en unas elecciones presidenciales y parlamentarias marcadas por la fuerte polarización entre la extrema derecha y el oficialismo, encabezado por una comunista, y por la fatiga de una población agotada por los sucesivos procesos electorales de los últimos cuatro años y atemorizada por la creciente inseguridad.

Los comicios se producen además en un contexto inédito, donde por primera vez el voto será totalmente obligatorio después de la promulgación de una ley en 2022 que a su vez estipula multas para quienes se ausenten de la votación. Anteriormente el sufragio sólo era mandatorio para los electores que se hubieran inscripto previamente.

Con la carrera dominada por la discusión sobre la seguridad, la inmigración y la recuperación económica, ocho candidatos aspiran al sillón presidencial.

La contienda se centra en el pulso entre la comunista Jeannette Jara, que encabeza la candidatura única del oficialismo y lidera las encuestas de intención de voto, y varios líderes prominentes de la derecha que aspiran a cambiar el rumbo ideológico. Desde 2006 el poder ha oscilado entre la izquierda y la derecha y ningún presidente ha sido sucedido por alguien de su misma línea política.

“El centro se empieza a vaciar y las posiciones se alejan hacia los extremos”, dijo a The Associated Press la politóloga Michelle Hafemann. “En estos momentos nadie tiende a la moderación”, añadió.

Para ser elegido cualquiera de los candidatos debe alcanzar más de la mitad de los sufragios válidamente emitidos, de lo contrario se realizará una segunda vuelta el 14 de diciembre.

A diferencia de la coalición de izquierda, la derecha nunca celebró primarias y su apoyo se ha fragmentado. El exdiputado José Antonio Kast, fundador del Partido Republicano y que se postula por tercera vez a La Moneda, lidera el bloque opositor y se ha alternado con Jara en la cabeza de los principales sondeos.

Sin embargo, ha perdido respaldo en las últimas semanas, así como la candidata de la derecha tradicional Evelyn Matthei, quien estuvo en la delantera de las encuestas en los primeros meses y cayó al cuarto puesto. Mientras, otros candidatos como el diputado ultraderechista Johannes Kaiser, del Partido Libertario Nacional, han ganado terreno con discursos que prometen mano dura contra el narcotráfico y avalan la expulsión de migrantes sin papeles.

La contingencia domina el debate

Hace cuatro años —cuando el saliente presidente Gabriel Boric se impuso a Kast— los comicios estuvieron centrados en la agenda de valores y libertades individuales tras las masivas y violentas protestas de 2019 y 2020 que demandaban cambios estructurales como una reforma de pensiones, la sustitución de la Constitución redactada durante la dictadura militar (1973-1990) y mejoras en la salud y educación.

Pero la aparición en los últimos años de fenómenos hasta entonces desconocidos para los chilenos, como el ingreso de bandas del narcotráfico, el consecuente aumento de la violencia y una inmigración irregular sin precedentes, ha generado un cambio en las preocupaciones del electorado y moldeado también los discursos políticos.

Así, los candidatos han centrado sus programas de gobierno en los llamados “temas de contingencia” que aspiran a transmitir tranquilidad a los ciudadanos, pero en los que queda poco o nulo debate sobre temáticas como los derechos reproductivos, la política ambiental o los derechos de la comunidad LGBTI, indígena y otras minorías.

“Se ha maximizado esto de lo contingente” pero “uno debería esperar de las candidaturas que hubiesen propuestas que avanzaran más allá de las urgencias”, matizó Hafemann.

Tampoco se han abordado en los debates y las campañas proyectos en materia de política exterior o fomento a la educación.

“Todos están reaccionando a la sensibilidad de la población, pero no se coloca sobre la mesa una hoja de ruta en términos de desarrollo”, señaló a AP el analista político Guillermo Holzmann.

Apatía electoral y desencanto popular

Las elecciones de este domingo se producen en medio de una apatía electoral y fatiga política. En los últimos años Chile ha ido a las urnas en sendos procesos electorales que han dejado una sensación de inercia y pocos cambios.

“El momento actual es muy distinto al de hace cuatro años... Vivimos en la era post-estallido social, hemos pasado por dos referendos constitucionales fallidos, persiste la ansiedad económica y la inflación y se suma esta afluencia de inmigrantes que no se ha gestionado adecuadamente”, explicó Michael Albertus, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Chicago.

El país vive también un periodo de desconfianza hacia las instituciones: uno cada cinco votantes aún no ha definido su opción presidencial, un “aspecto particular de estas elecciones”, según un análisis del Centro de Estudios Públicos (CEP), publicado el 30 de octubre.

Expertos atribuyen el desencanto popular a la ausencia de avances concretos tras el estallido social, los disturbios más violentos desde el regreso de la democracia en el país en 1990 y que culminaron con más de 20.000 víctimas, entre ellas 30 personas fallecidas y unas 460 con traumas oculares.

“Chile pasó por cuatro años muy complejos, dos procesos constitucionales o de intento de cambio constitucional que desgastó muchísimo la ciudadanía y desgastó muchísimo al gobierno y a los partidos políticos”, dijo Catalina Calderón, directora de Campañas y Programas de Incidencia del Centro para la Igualdad de las Mujeres.

A esa frustración se suma el descontento ante la gestión de Boric, quien dejará la presidencia con un índice de desaprobación de cerca del 62%. Exlíder estudiantil, el actual mandatario fue elegido por sus promesas en la agenda social, donde poco pudo avanzar ante la creciente necesidad de medidas para equilibrar una maltrecha economía que nunca se recuperó del todo de la pandemia y fortalecer el Estado ante la ascendente ola de violencia.

A los indecisos se agregan también los llamados “pragmáticos”, un electorado que deberá votar porque es obligatorio pero que está “desideologizado y no le cree ni a la izquierda ni a la derecha, pero quiere respuestas”, evaluó Holzmann, quien aseguró que podrían darse “sorpresas” en las elecciones del domingo, como sucedió recientemente en Bolivia.

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La periodista de AP Isabel Debre colaboró en esta nota.

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