CIUDAD DE MÉXICO (AP) — El secretario de Seguridad federal, Omar García Harfuch, aseguró el martes que el coche bomba que estalló el pasado fin de semana en la costa del estado occidental de Michoacán matando a cinco personas no fue un acto de terrorismo sino que se debió a la lucha entre distintos cárteles que operan en la zona pese al reciente refuerzo de tropas en el estado.
Según explicó García Harfuch, “el terrorismo es para imponer objetivos políticos, ideológicos, religiosos o sociales” y lo que ocurrió en la localidad de Coahuayana son batallas entre cárteles “para ampliar sus actividades criminales”.
El sábado, un vehículo con una bomba estalló frente a la policía comunitaria de Coahuayana. Los muertos fueron las dos personas que iban en la camioneta con el explosivo y tres policías comunitarios. Además hubo 12 personas heridas, gran parte de ellas también agentes policiales.
Agregó que aunque los más afectados fueron miembros de la policía comunitaria —-un cuerpo surgido del movimiento de las autodefensas civiles alzados en armas hace más de una década— no fue un ataque directo contra ellos sino una pugna entre un grupo afín al Cártel de Jalisco y sus rivales.
El uso de explosivos lanzados en drones o como minas ha sido una técnica cada vez más utilizada por los cárteles en esta región aunque no es habitual que las coloquen en coches. Tampoco se descarta que la camioneta estallara por algún error.
“Se van a hacer otros peritajes para determinar exactamente qué pasó, porque no fue... un coche bomba que hayan dejado y que después haya detonado”, sino que el vehículo explotó con dos personas a bordo, insistió García Harfuch.
El gobierno acaba de lanzar un gran operativo de seguridad en Michoacán debido a la violencia de los cárteles. En el estado operan al menos tres de los seis grupos mexicanos declarados terroristas por Estados Unidos.
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