BOGOTÁ – El presidente colombiano, Gustavo Petro, acogió como propia la tradicional marcha del Día Internacional de los Trabajadores para defender desde las calles con sectores afines a su gobierno las reformas sociales que impulsa en el Congreso, donde no tiene garantizadas las mayorías.
“No vamos a retroceder. La historia de Colombia ha cambiado definitivamente y no tiene reversa y ésta es la demostración popular de esa decisión”, proclamó Petro, en una tarima en medio de la icónica Plaza de Bolívar en Bogotá que, con capacidad para 55.000 personas, lucía abarrotada.
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La manifestación del miércoles por las calles del centro de la capital colombiana, a la que Petro asistió, es también una respuesta a una reciente protesta de opositores que logró convocar a más de 250.000 personas en todo el país.
“La marcha es más un punto de orgullo para el gobierno, principalmente para el presidente, quien ha basado parte de su autoridad y su legitimidad en el apoyo de las mayorías”, dijo a The Associated Press Javier Garay, doctor en Ciencia Política y docente de la Universidad Externado de Colombia. “Las últimas manifestaciones, que no coinciden con otras ya previamente citadas como ésta, no le han funcionado bien”.
Edison Manrique, un electricista de 34 años, acudió a la manifestación en apoyo a la reforma de pensiones y a las políticas gubernamentales porque considera que con ellas se materializan los reclamos que hizo al participar en el “paro nacional” del 2021, que se convirtió en el ciclo de protestas antigubernamentales más grande de la historia reciente en el país y al que Petro acuña parte de la fuerza popular que lo llevó al poder.
“Estaba totalmente en desacuerdo del gobierno de (Iván) Duque. Si no hubiéramos salido a manifestarnos, a parar el país en contra de lo que querían hacer, no estaríamos acá con este gobierno que está enfocado en tratar de ayudar a la gente”, dijo Manrique a The Associated Press, desde la céntrica carrera séptima de Bogotá, en la que marchaba junto a miles de personas con carteles de sindicatos, banderas de Colombia y otras alusivas a entidades del gobierno y de partidos de izquierda.
La víspera Petro rechazó que algunos críticos dijeran que se estaba aprovechando de la marcha de los trabajadores. “Tan acostumbrados a tirarle gases a los trabajadores los 1 de mayo que ahora no entienden por qué el presidente de la república marcha con la clase obrera”, señaló desde X, antes Twitter.
Las manifestaciones en contra y a favor del gobierno se han convertido en una constante en Colombia desde que Petro subió al poder en 2022. Los sectores de derecha y moderados no estaban habituados a hacer contrapeso de ese modo en un país que experimenta por primera vez un gobierno de izquierda. Mientras que Petro, quien siempre estuvo en la oposición, llama a las calles al “pueblo” constantemente.
El 21 de abril la oposición manifestó su disconformidad con Petro en la marcha más concurrida de este sector durante su gobierno. Los reclamos se centraron especialmente en las reformas sociales que impulsa y su idea de llevar al país a un proceso para reformar la Constitución, el cual no ha quedado claro.
“Un acuerdo nacional es desatar el poder constituyente en Colombia y el poder constituyente es la capacidad de la población de decidir a favor de las reformas o decidir en contra de las reformas”, explicó Petro desde la tarima de la Plaza de Bolívar.
El mandatario insistió en que hay quienes buscan sacarlo del poder en un golpe que no implicaría violencia, sino procesos administrativos y judiciales en su contra. Tanto en la Fiscalía como en el Congreso hay investigaciones en curso que buscan determinar si la campaña electoral con la que Petro llegó al poder superó la financiación permitida por ley y si hubo aportes irregulares.
“Ahora sí investigan porque saben que hay una norma que dice que si se pasaron por un peso, entonces hay un juicio político en la Cámara de Representantes del Congreso de la República, y si los votos les dan la mayoría, el presidente se va”, agregó Petro.
Petro instó a los ciudadanos a apoyar su proyecto político y las reformas estructurales que impulsa en el Congreso, entre ellas hay dos que atañen directamente a los trabajadores, cuyos sindicatos nutrieron las manifestaciones pro gobierno: la del sistema de pensiones que ya fue aprobada en dos debates y debe discutir el Senado, y la laboral, que está en su primer debate.
El gobierno busca aumentar la cobertura, dado que actualmente sólo una de cada cuatro personas en edad de pensionarse lo logran. La propuesta implica darle más cabida al régimen estatal, en que cotizarían obligatoriamente quienes devenguen hasta 2,3 salarios mínimos mensuales (unos 780 dólares), que al administrado por los fondos privados, donde podrían cotizar quienes ganen más de ese monto.
Marta Cecilia García, de 67 años, cuenta con una pensión luego de dedicar su vida al magisterio y asegura que no le interesa que la reforma logre un aumento en su mesada. “Lo que necesitamos es que el dinero público se reparta para todos”, explicó a la AP mientras ondeaba la bandera del Partido Comunista.
La reforma laboral, por su parte, aboga por aumentar la estabilidad de los trabajadores al priorizar la contratación a término indefinido, así como modificar las jornadas de trabajo para reducir el turno diurno y aumentar el recargo dominical.
Petro aseguró que los críticos de su reforma laboral creen que entre “más esclavo sea el trabajador”, entonces habrá más empleo. “Qué bien alargar la jornada de trabajo y conducir al estatus de esclavo a la mujer trabajadora y al hombre trabajador”, ironizó. “Tampoco quieren que la medicina llegue al hogar y tampoco quieren que la pensión llegue al viejo. Hicieron del derecho a pensionarse un negocio de banqueros”, agregó.