CIUDAD DE MÉXICO, – Latinoamérica es una región muy diversa en pueblos, tradiciones y creencias, pero más allá de la fe de cada persona existen símbolos que pueden pasar de lo religioso a lo cultural, como es el caso de la Virgen de Guadalupe, que desde sus orígenes en la mezcla de creencias europeas y americanas ha pasado a ser uno de los símbolos de comunidades latinas en todo el mundo, y se espera que millones de personas acudan a visitarla este 12 de diciembre a su santuario en México, a pesar de la pandemia.
Devoción y reconquista
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Según la tradición, la primera imagen de la Virgen de Guadalupe habría sido tallada por el evangelista San Lucas y habría llegado a manos del papa Gregorio Magno, quien la obsequió a San Leandro, obispo de Sevilla, para ser venerada en esa localidad hasta el año 711, cuando los musulmanes conquistaron la península donde hoy se encuentra España y los frailes tuvieron que esconderla en las cercanías del río Guadalupe, de donde toma su nombre.
Esta versión afirma que en 1330 un pastor la encontró y la virgen morena se le habría aparecido para pedirle la construcción de un santuario en esa zona conocida como Extremadura. También el rey Alfonso XI de Castilla la habría invocado en la batalla en la que puso fin a las invasiones musulmanas en la región en la misma época, y por ello que era una imagen popular entre los conquistadores españoles, quienes la trajeron a América desde sus primeras expediciones, incluyendo a Hernán Cortés.
Fusión con las antiguas religiones americanas
En América, su culto se estableció en un antiguo santuario ubicado en el cerro del Tepeyac y así lo explica fray Bernardino de Sahagún en su libro Historia General de las Cosas de la Nueva España:
“Cerca de los montes hay tres o cuatro lugares donde solían hacer muy solemnes sacrificios y que venían a ellos de muy lejanas tierras. El uno de éstos es aquí en México, donde está un montecillo que se llama Tepeyac, y los españoles llaman Tepeaquilla, y ahora se llama Nuestra Señora de Guadalupe. En este lugar tenían un templo dedicado a la madre de los dioses, que llaman Tonantzin, que quiere decir nuestra madre: allí hacían sacrificios a honra de esta diosa y venían a ellos de muy lejanas tierras, hasta más de veinte leguas, de todas estas comarcas de México, y traían muchas ofrendas; venían hombres, mujeres, mozas y mozos a estas fiestas: era grande el concurso de gente en esos días y todos decían ; vamos a la fiesta de Tonantzin!; ahora que está allí edificada la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, también la llaman Tonantzin, tomada ocasión de los predicadores que a Nuestra Señora la Madre de Dios la llaman Tonantzin”.
Las apariciones de diciembre
De acuerdo con la tradición, entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531, apenas diez años después de la conquista de México Tenochtitlan, la virgen de Guadalupe se apareció cuatro veces, de nuevo a un humilde pastor, pero esta vez un nativo americano llamado Cuauhtlatoatzin y bautizado con el nombre cristiano de Juan Diego.
Según la versión del indígena, la virgen misma le pidió acudir con el obispo de México Juan de Zumárraga para que en el sitio de la aparición se le construyera una iglesia. Como nadie le creyó, volvió a la cima del arenoso cerro donde un milagro habría hecho nacer rosas de castilla, inexistentes en aquel entonces en México en estado silvestre. Al dejar caer su ropaje para mostrar las flores del obispo habría quedado estampada la imagen de la Virgen de Guadalupe que hoy se venera en los cinco continentes.
El mismo Bernardino de Sahagún calificó estas apariciones como “una invención satánica para paliar la idolatría” y como prueba estaba el hecho de que los indígenas se concentraban sólo en su antiguo santuario y no en las nuevas iglesias dedicadas a la virgen que ya se habían construido para ese entonces.
El provincial franciscano Francisco de Bustamante también denunció que la imagen no apareció por un milagro, sino que fue pintada por un indígena llamado Marcos, versión que otros religiosos españoles de la época sostuvieron. Las limosnas de los devotos se volvieron otro tema de conflicto pues varios grupos querían recibirlas.
El propio abad de la Basílica guadalupana, Guillermo Schulenburg, cuestionó la aparición de la Virgen al indio Juan Diego en una entrevista otorgada en 1995 a la revista religiosa Ixtus, y declaró que este personaje es un símbolo y no una realidad: ”No sólo hubo uno, sino muchos Juan Diego”, y que y que los testimonios sobre la aparición de la Virgen en el monte Tepeyac, recogidos en tres textos entre 1545 y 1666, “son sinceros, pero responden a una mentalidad y un momento histórico concretos”. Luego de este escándalo y acusaciones de mal uso de las limosnas a la Guadalupana, renunció a este encargo en 1996.
Símbolo de identidad nacional
A pesar de dos siglos de cuestionamientos de la propia Iglesia Católica sobre las apariciones en el Tepeyac, y ante la enorme devoción que se había extendido ya a todas las clases sociales, finalmente en 1754 el papa Benedicto XIV reconoce a la Guadalupana como patrona de México y le concede su propia fiesta cada 12 de diciembre.
En 1810, el párroco Miguel Hidalgo tomó una imagen de la Virgen de Guadalupe y la convirtió en el estandarte de su rebelión contra los soldados españoles que luchaban bajo la imagen de la Virgen de los Remedios. Esto hizo que adquiriera un fuerte significado patriótico, pues se rendía devoción a una virgen morena que no venía de tierras europeas, sino que se aparecía a indígenas americanos.
En 1896 fue nombrada “Patrona, Reina y Madre de México” por la Iglesia Católica y se prohíbe cuestionar la realidad histórica de su tradición. En 1910 el culto de la Guadalupana rebasó fronteras y fue nombrada por el papa Pío X como patrona de América Latina, y en 1999 el papa Juan Pablo II visita México y la proclama patrona ya no sólo de América Latina, sino de todo el continente.
Centro de adoración mundial
Ante la visita masiva de millones de personas las autoridades civiles y religiosas finalizaron en 1974 la construcción de la Basílica de Guadalupe, en la base del cerrito donde se encuentra el antiguo santuario, aún abierto al público.
Año con año, cerca de 20 millones de personas acuden a este sitio que consideran sagrado, algunos en vehículos motorizados, pero muchos otros en bicicleta, caminando y algunos incluso arrodillados, como forma de demostrar su devoción y para solicitar intervención divina. Esta celebración deja una derrama económica de cerca de más de 7 millones de dólares en la zona de la Basílica.
Aunque en años pasados la celebración se suspendió debido a la pandemia, este año se reanuda entre medidas como misas virtuales, la prohibición de dormir en la calle, uso obligatorio de cubrebocas, permanencia máxima de 15 minutos y este año no se permitirán ceremonias ni ofrendas presenciales. A pesar de las restricciones, los visitantes ya comenzaron a llegar y se esperan más de 4 millones de peregrinos durante estas fechas.
🎥 VIDEO | Llegan a la Basílica de Guadalupe integrantes de la Danza de Fátima Sauzal desde Chihuahua. Video de @tintin9108. pic.twitter.com/RzYif0Q5Yw
— Grupo Fórmula (@Radio_Formula) December 12, 2021
Símbolo de identidad
Aunque se trata de un culto con fuerte arraigo en el centro de México, los guerreros indígenas que acompañaron a los españoles en la conquista de Centroamérica, Filipinas, California o Florida, llevaron sus elementos religiosos y los establecieron desde entonces.
“Aunque culto a la Virgen de Guadalupe ha llegado a muchos países, incluso de Europa y hasta de Asia, en México el guadalupanismo es una manera de identificarnos, es un símbolo muy importante”, explica la investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, Gisela von Wobeser. “Creo que es un elemento de cohesión porque no tiene esta parte política, como los partidos, por lo cual todo mundo puede identificarse con la virgen sin mayor problema”.
En tanto, Hugo José Suárez Suárez, del Instituto de Investigaciones Sociales de México, asegura que se trata del único símbolo a través del cual se pueden ver reflejadas distintas expresiones culturales del país. “Tenemos particularmente a los creyentes en un clima de posibilidades de reinvención de la imagen. Es decir, lo mismo vemos a la virgen morena tatuada en la piel que en imágenes caricaturescas o callejeras, playeras, etcétera, impresiones distintas a las que se estábamos acostumbrados”.
Incluso algunas personas que siguen otras religiones o ninguna se asumen como Guadalupanos, entre ellos el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien se define como “juarista (republicano liberal), evangélico y guadalupano”, e incluso agradeció al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, por la devoción que ha expresado hacia la Virgen de Guadalupe y que ambos dicen compartir.
La devoción a la Virgen de Guadalupe se extiende por todo el mundo...
— Dominik Kustra ن (@KustraD) December 12, 2021
En el video podemos ver los cantos a la Virgen Morena: desde Polonia, por África, EEUU, Vaticano, hasta México (en la lengua náhuatl). pic.twitter.com/xWarirADvs
Creciente popularidad en Estados Unidos y el mundo
Los santuarios dedicados a la “virgen morena” no se limitan a México. Cuenta con altares en sitios tan representativos como la Basílica de San Pedro, en Roma; la Catedral de Notre Dame, en Francia; el Santuario de Cebú, en Filipinas; la Catedral de San Patricio, en Nueva York, así como importantes santuarios en ciudades de Wisconsin, Oklahoma, Illinois, Ohio, Nevada, California y Florida, donde tiene su propia iglesia en Doral desde 2015.
También ha sido utilizada ampliamente como símbolo de movimientos sociales latinos, como el caso de los chicanos en Estados Unidos, también era usada como estandarte por el activista de los derechos civiles César Chávez, y actualmente es considerada como un emblema de solidaridad, identidad y esperanza para personas de todo el continente.