De arrecifes moribundos a tumbas inundadas, Vanuatu encabeza un caso global sobre el clima

PORT VILA, Vanuatu (AP) — Cuando John Warmington comenzó a bucear en los arrecifes frente a su hogar en el puerto de Havannah en Vanuatu hace una década, el coral se alzaba como un bosque sumergido: altos corales cuerno de ciervo se ramificaban en astas amarillas, corales en forma de plato se apilaban como doseles, y nubes de peces veloces zigzagueaban a través del laberinto.

"Solíamos conocer cada pulgada de ese arrecife", señaló. "Era como un amigo".

Ahora está irreconocible. Después de que el ciclón Pam azotara el arrecife en 2015, sedimentos de ríos interiores cubrieron los lechos de coral. Estrellas de mar corona de espinas arribaron rápidamente y devoraron los pólipos en recuperación. Ciclones consecutivos en 2023 aplastaron lo que quedaba. Luego, en diciembre de 2024, un terremoto de magnitud 7,3 sacudió el lecho marino.

Lo que queda es un cementerio de coral: escombros blanqueados esparcidos por el fondo del mar, hábitats arruinados, vida desaparecida. "Hemos salido del agua llorando", expresó Warmington, quien ha efectuado miles de inmersiones en este arrecife específico. "Sólo vemos desolación".

Esa desolación se está volviendo más común en esta nación insular del Pacífico, donde los ciclones cada vez más intensos, el incremento del nivel del mar y la intrusión de agua salada están remodelando las costas y amenazando la vida diaria. Desde 1993, los niveles del mar alrededor de las costas de Vanuatu han subido aproximadamente 6 milímetros (.24 pulgadas) al año, significativamente más rápido que el promedio global, y en algunas áreas, la actividad tectónica ha duplicado esa tasa.

Corte internacional opinará sobre las obligaciones de las naciones para abordar el cambio climático

El miércoles, Vanuatu tendrá su día en el tribunal de mayor rango en el mundo. La Corte Internacional de Justicia emitirá una opinión consultiva sobre qué obligaciones legales tienen las naciones para abordar el cambio climático y qué consecuencias podrían enfrentar si no lo hacen. El caso, encabezado por Vanuatu y respaldado por más de 130 países, se considera un posible punto de inflexión en el derecho internacional sobre el clima.

"Ver a grandes países contaminantes continuar con sus negocios como de costumbre y no tomar en serio la crisis climática puede ser realmente triste y decepcionante", expresó la activista climática Vepaiamele Trief, de 16 años. "Si fallan a nuestro favor, eso podría cambiarlo todo".

La opinión no será legalmente vinculante, pero podría ayudar a dar forma a futuras iniciativas para responsabilizar a los grandes emisores y asegurar el financiamiento y la acción que las pequeñas naciones insulares necesitan para adaptarse o sobrevivir.

Llega después de décadas de frustración para naciones del Pacífico que han visto desaparecer la tierra de su patria. En Tuvalu, donde la elevación promedio sobre el nivel del mar es de sólo 2 metros (6,6 pies), más de un tercio de la población ha solicitado una visa de migración a Australia por causas climáticas. Para 2100, se proyecta que gran parte del país estará bajo el agua durante la marea alta. En Nauru, el gobierno ha comenzado a vender pasaportes a extranjeros adinerados, ofreciendo acceso sin visa a docenas de países, en un intento por generar ingresos para posibles intentos de reubicación.

"Los acuerdos que se están haciendo a nivel internacional entre los Estados no están avanzando lo suficientemente rápido", apuntó Ralph Regenvanu, ministro de Vanuatu para el cambio climático. "Definitivamente no se están cumpliendo de acuerdo con lo que la ciencia nos dice que necesita suceder".

Vanuatu ya ha solicitado opiniones de otros tribunales internacionales y está presionando para que la Corte Penal Internacional considere que el ecocidio —la destrucción del medio ambiente— es un crimen. "Tenemos que seguir luchando hasta el último momento", sentenció Regenvanu.

Cómo el cambio climático está diezmando Vanuatu

Para los niños en Vanuatu, el cambio climático no es una teoría: es un aula, o la falta de una.

En la escuela Sainte Jeanne D’Arc en la isla de Éfaté, la maestra de primaria Noellina Tavi ha pasado dos de los últimos tres años enseñando a sus estudiantes bajo carpas, primero después de los ciclones de 2023 y nuevamente tras el terremoto de 2025.

Debido a la escasez de carpas de emergencia, su clase fue combinada con otra. Los estudiantes se inquietan y pierden la concentración. "Está demasiado lleno", lamentó Tavi. "No podemos trabajar en paz".

Cuando llueve, las carpas se tornan frías y fangosas. A menudo Tavi envía a los estudiantes a casa para que no se enfermen. Cada vez que se acerca una tormenta, las carpas deben desmontarse, los muebles ser trasladados a refugios y los niños enviados a casa. "Eso interrumpe su educación toda una semana", manifestó.

En las áreas rurales, el clima extremo afecta algo aún más básico: la seguridad alimentaria. En la isla de Nguna, el agricultor Kaltang Laban ha visto cómo los ciclones arrasan con los cultivos de plátano, yuca y taro que alimentan a su comunidad.

"Después de un ciclón, no tendríamos nada durante meses", narró. Ahora, con el apoyo de la organización Save the Children, Laban y otros agricultores están almacenando frutas y verduras preservadas en una instalación junto a sus jardines. "Pero no todas las comunidades tienen esto", apuntó.

Más del 70% de la población de Vanuatu vive en áreas rurales y depende de la agricultura a pequeña escala.

En 2025, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) recortó fondos para una iniciativa de recolección de agua de lluvia, diseñada para mejorar el acceso al agua en los centros de evacuación de ciclones en una de las provincias más remotas y propensas a la sequía del país, dijo Vomboe Shem, líder climático de Save the Children en Vanuatu. Los materiales ya habían sido enviados y distribuidos, pero el proyecto fue detenido.

"Estos desastres están ocurriendo una y otra vez", declaró Shem. "Ello está llevando a nuestras comunidades al límite".

No todos estos impactos pueden atribuirse únicamente al cambio climático, reconoció Christina Shaw, directora ejecutiva de la Vanuatu Environmental Science Society, un organización no gubernamental enfocada en problemas ambientales en Vanuatu. El desarrollo costero, el hundimiento tectónico, las erupciones volcánicas, la deforestación y la contaminación también están contribuyendo al declive del ecosistema.

"El medio ambiente de Vanuatu es bastante frágil por su naturaleza inherente, ya que es joven con arrecifes estrechos, tiene pequeñas cantidades de manto vegetal y es insultado regularmente por desastres naturales", expresó. "Pero también tenemos que pensar en los otros impactos humanos en nuestro medio ambiente".

El daño no se limita a los hogares, jardines y arrecifes, sino que también está llegando a lugares que alguna vez se pensaron intocables.

En la isla de Pele, el jefe de la aldea Amos Kalsont se sienta sobre la tumba de su hermano mientras las olas golpean las lápidas rotas, medio enterradas en la arena. Durante la marea alta, las tumbas de su hermano y su padre están a sólo unos pocos pasos del mar. Algunas casas y jardines ya se han trasladado tierra adentro, y la intrusión de agua salada ha contaminado la fuente principal de agua potable de la comunidad. Ahora, los habitantes están sopesando reubicar toda la aldea, pero eso significaría dejar la tierra que sus abuelos despejaron a mano.

"El mar nos está alcanzando y no sabemos qué más hacer", dijo Kalsont. "No es justo que tengamos que enfrentar las consecuencias cuando no contribuimos a esto en primer lugar".

Muchos en Vanuatu siguen comprometidos con construir algo más fuerte y esperan que el resto del mundo los apoye.

"Este es nuestro futuro, y especialmente es el futuro de nuestros hijos, el futuro de nuestros nietos", declaró Regenvanu. "Sólo tenemos que seguir luchando por el mejor futuro que podamos".

De vuelta en el puerto de Havannah, John Warmington todavía bucea en el arrecife que considera parte de su familia. Aunque gran parte se ha ido, él y su esposa Sandy han comenzado a replantar fragmentos de coral con la esperanza de restaurar lo que queda.

"Nuestro amigo todavía está aquí", señaló. "La vida está regresando".

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.

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