CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Mientras México se sumergía a comienzos de 2024 en el furor de las elecciones generales que llevarían por primera vez en la historia a una mujer a la presidencia, Martha Alonso, una ejecutiva de un grupo automotriz, afrontaba una dura realidad que mantiene al país entre los escalafones más bajos a nivel mundial en cuanto a participación y oportunidades laborales para las mujeres.
Luego de seis años de trabajar en la gerencia de posventa de un grupo de agencias automotrices de la capital mexicana, a Alonso se le abrió la oportunidad de ascender a la dirección de ese departamento tras la salida del gerente.
Muchos de sus compañeros daban por hecho que ese cargo sería para ella por su amplia experiencia. La ejecutiva, de 36 años, decidió postularse junto con otras personas para esa posición.
Pero durante la entrevista recibió un anuncio que no esperaba. Su jefe le comunicó que, aunque era la “candidata perfecta” para el cargo, no se lo daría porque “no se sentía cómodo con una mujer en el área de posventa”, según relató Alonso.
“Lloré y me dio mucho coraje”, dijo la ejecutiva con la voz entre cortada casi a punto de llorar, al recordar cómo se sintió discriminada por su género.
Su caso es una muestra de las dificultades que enfrentan las trabajadoras mexicanas para tener iguales oportunidades y salarios parejos a los de los hombres, un problema estructural que poco ha cambiado en el primer año de Claudia Sheinbaum en el poder pese a las normas impulsadas para corregirlo.
México ocupó el puesto 109 de 146 países en cuanto a participación económica y oportunidades para las mujeres de acuerdo con el Reporte Global de Brecha de Género de 2024 del Foro Económico Mundial, una organización internacional que reúne anualmente en Davos, Suiza, a las élites del mundo. En el ranking de 2025, publicado a mediados de junio, cayó cuatro posiciones al 113, por debajo de la media regional y de países del continente como Colombia, Perú, Guatemala, Honduras, Brasil o Argentina.
El informe reconoce, no obstante, una mejora en las políticas de paridad de género aún cuando las mexicanas de a pie no tienen la misma percepción.
Pese a un deterioro en general en la igualdad salarial, la brecha de género en cargos ministeriales se cerró por primera vez en 2025 en más del 80%. “Con la elección de Claudia Sheinbaum Pardo como primera presidenta mujer el pasado 2024, México ya ha cerrado más de la mitad de su brecha política de género”, recoge el documento.
Pese a sentirse humillada en el trabajo, Alonso tuvo que quedarse en la empresa porque necesitaba su empleo. Durante seis meses, debió trabajar tras bastidores como gerente de posventa mientras un hombre ocupaba oficialmente ese cargo y ganaba casi el doble de su sueldo, que era de unos 1.750 dólares al mes.
Descartó por completo recurrir a la vía legal para luchar por sus derechos. Prefirió en octubre pasado renunciar e irse a otra empresa capitalina del ramo automotriz como jefa de procesos de calidad, donde labora actualmente. Tampoco quiere que el nombre de la compañía o de su entonces superior sea publicado.
¿Por qué no reclamó en los tribunales? “México es muy corruptible y yo no tengo ni tiempo, ni dinero, ni las ganas de estar peleando y gastando”, respondió la profesional.
Qué ha cambiado en el primer año de Sheinbaum al poder
El Congreso mexicano aprobó a finales de 2024 unas reformas a la Constitución y siete leyes secundarias impulsadas por Sheinbaum con el objetivo de reducir la brecha salarial de género, esto es, la diferencia entre el salario promedio mensual de hombres y mujeres.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México (INEGI) para el primer trimestre de este año, los hombres tenían un ingreso promedio de 11.495 pesos (unos 574,75 dólares), mientras que las mujeres ganaban 9.377 pesos (468,85 dólares), lo que representaba un diferencial de 22,5% en perjuicio de ellas.
Un estudio del centro de investigación Instituto Mexicano para la Competitividad ubicó para marzo la brecha salarial en un 15%.
Para los especialistas y organizaciones humanitarias locales, los cambios legales promovidos por el gobierno representaron un “paso significativo” puesto que ayudaron a visibilizar la problemática y a identificar la brecha salarial como un “asunto de derechos laborales”.
Pero admitieron que aún falta un largo camino para vencer las desigualdades laborales o alcanzar indicadores como los de Islandia, país que se ha vuelto un referente en políticas de género y que para 2023 cerró su brecha en más de un 90%.
Constanza Carrasco, coordinadora de incidencia de la ONG local Intersecta que promueve políticas públicas para garantizar la igualdad entre mujeres y hombres, afirmó que aún se necesitan cambios legislativos para obligar a los empleadores a divulgar los salarios y así conocer si están cumpliendo la regulación. También, indicó, se requieren ajustes en los procesos y criterios de contratación, promoción, trato, remuneración y despidos.
La AP solicitó comentarios a la Secretaría del Trabajo sin obtener respuesta hasta el momento. Esta cartera tampoco especificó qué medidas —como podría ser aumentar el número de inspectores laborales— se están tomando para verificar si se cumple la normativa sobre igualdad, principalmente en el sector privado.
Carrasco planteó que además hacen falta políticas públicas para lograr la redistribución de los cuidados de los hijos y adultos mayores y vencer así uno de los problemas estructurales que impiden a las mujeres lograr mejores trabajos. Ellas asumen generalmente ese rol en el hogar, lo que a menudo las obliga a renunciar a sus empleos.
Las mexicanas dedican en promedio 24,47 horas a la semana a actividades domésticas y a la preparación de alimentos, mientras que los hombres sólo 8,29 horas a la semana —casi tres veces menos—, reveló la ENOE de 2023.
El mismo estudio registró que las mujeres entregan 20,91 horas a la semana al cuidado de niños y adultos mayores o con discapacidad y los hombres 13,46 horas.
Las mexicanas tienen una participación del 45% en el mercado laboral, mientras los hombres casi doblan esa tasa.
Qué cambios trajeron las reformas
Entre las normas que fueron modificadas en diciembre de 2024 están la ley Federal del Trabajo, la ley de los Trabajadores al Servicio del Estado, la ley para la Igualdad entre Hombres y Mujeres, la ley sobre Acceso de las Mujeres una Vida Libre de Violencia, el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares, el Código Nacional de Procedimiento Penales y la ley del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
En las reformas, se puso por escrito por primera vez la definición de brecha salarial de género como la “diferencia de retribución salarial entre mujeres y hombres por razones de género, respecto a la realización de un trabajo remunerado de igual valor”.
Asimismo, se fijó como una obligación para las autoridades el desarrollo de políticas públicas para fortalecer el acceso de las mujeres al empleo, así como la aplicación efectiva del principio de igualdad de trato y no discriminación en las condiciones de trabajo para eliminar la brecha de género, en especial la salarial, en los sectores público, privado y social.
Si las leyes son insuficientes, ¿buscar justicia?
Alonso nunca consideró recurrir a los tribunales, pero su caso no es aislado. De acuerdo con estudios del INEGI para 2021 —no hay posteriores—, sólo el 8% de las mexicanas solicitó apoyo o denunció la discriminación.
La subprocuradora de la Secretaría del Trabajo de la Ciudad de México, María Karina Copado Araujo, atribuyó el desinterés de las mexicanas a denunciar a la “falta de empatía y sensibilidad” de algunas autoridades ante este tipo de casos. Eso provoca, criticó, que “no vayamos a las instancias y que nos guardemos y que solas llevemos ese proceso de asimilación de tantas violaciones de las cuales hemos sido víctimas”.
En medio del escenario adverso que enfrentan las mujeres en México, algunas iniciativas privadas han trabajado para revertir esa situación. Una de ellas la lleva adelante la institución financiera local Banamex desde 2011 con la creación de un Consejo de Mujeres que tiene por objetivo impulsar el ascenso de las empleadas a cargos de dirección y empoderar a las de los escalafones más bajos.
Tras la apertura de ese consejo, integrado por 65 mujeres de diferentes cargos, la entidad bancaria llevó a un 37% el porcentaje de mujeres en cargos de dirección, cuando el promedio general del sector financiero mexicano está en 17%, afirmó Vanessa González, directora de Fomento Social Banamex y colíder del Consejo.
A casi un año de su difícil experiencia, Alonso lo asume como un aprendizaje, pero ve el futuro de las mexicanas con pesimismo pese a las reformas. “No hay mucha esperanza por la parte de la educación de México. A lo mejor en un futuro... Ojalá que próximas generaciones sí vean los cambios”.
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