Trabajadores al aire libre exigen protección mientras el calor extremo azota el sur de Europa

Un calor implacable asfixia el sur de Europa a medida que el continente se adentra en el verano.

En hogares y oficinas, el aire acondicionado es un agradable alivio. Pero bajo el sol abrasador, el trabajo al aire libre puede ser agotador, brutal y, en ocasiones, hasta letal.

Una barrendera murió en Barcelona durante una ola de calor el mes pasado y, según un sindicato, otros 12 limpiadores de la ciudad han sufrido golpes de calor desde entonces. Algunos de los poderosos sindicatos europeos están presionando para que se aprueben regulaciones más estrictas que protejan a la población activa, cada vez más envejecida, del cambio climático en el continente que más rápido se está calentando en el mundo.

Limpieza a altas temperaturas

Cientos de limpiadores y ciudadanos preocupados marcharon por el centro de Barcelona la semana pasada para protestar por la muerte de Montse Aguilar, una barrendera de 51 años que trabajó incluso cuando los termómetros de la ciudad batían récords en junio.

Su compañera Antonia Rodríguez afirmó durante la protesta que los veranos abrasadores han hecho que su trabajo sea “insoportable”.

“Trabajo en la limpieza de las calles desde hace 23 años, y cada año la situación del calor va empeorando", señaló Rodríguez, de 56 años. “Hay que hacer algo".

El calor extremo ha provocado más de 1.000 muertes adicionales en España en lo que va de junio y julio, según el Instituto de Salud Carlos III.

“Es evidente que el cambio climático está afectando sobre todo a los eventos extremos de meteorológicos, como las olas de calor (...), y que en nuestro país tiene un gran impacto”, afirmó Diana Gómez, que dirige el observatorio de mortalidad diaria del instituto.

Antes incluso de la marcha, el gobierno municipal de Barcelona emitió nuevas normas que exigen que las cuatro empresas contratadas para limpiar sus calles proporcionen a los trabajadores uniformes hechos de material transpirable, un sombrero y crema solar. Cuando las temperaturas alcanzan los 34º C (93º F), los barrenderos deben tener ahora descansos para tomar agua cada hora y rutas que les permitan pasar tiempo a la sombra. Las labores de limpieza se suspenderán cuando se alcancen los 40º C (104º F).

Los manifestantes apuntaron que ninguno de los cambios en la indumentaria se ha implementado y que se castiga a los trabajadores por supuestamente holgazanear debido al calor. Según dijeron, los supervisores sancionan a quienes se toman descansos o reducen el ritmo.

Los trabajadores marcharon detrás de una pancarta que decía ”¡El calor extremo también es violencia laboral!” y exigieron un mejor uniforme estival y más descansos durante los sofocantes veranos. Se quejaron de que tienen que comprarse el agua que toman.

FCC Medio Ambiente, la empresa donde trabajaba la barrendera fallecida, rechazó realizar comentarios sobre las quejas de los manifestantes. En un comunicado anterior, ofreció sus condolencias a la familia de Aguilar y dijo que forma a su personal para trabajar en condiciones de calor.

Medidas de emergencia y un cocinero griego

En Grecia, la normativa sobre el trabajo al aire libre —como la construcción o el reparto de alimentos— incluye descansos obligatorios. También se aconseja a las empresas, aunque no se exige, ajustar los turnos para evitar que los empleados estén al sol a mediodía.

Grecia exige inspecciones de seguridad por calor durante los meses más calurosos, pero el sindicato más grande del país, el GSEE, reclama ampliar la vigilancia a todo el año.

Los sindicatos europeos y la Organización Internacional del Trabajo, dependiente de Naciones Unidas, también presionan para adoptar un enfoque internacional más coordinado para manejar el impacto del aumento de las temperaturas en los trabajadores.

“El estrés térmico es un asesino invisible”, declaró la OIT en un reporte el año pasado sobre los efectos del calor en los trabajadores.

Además, pidió a los países que aumenten las protecciones laborales contra el calor, afirmando que Europa y Asia Central han experimentado el mayor incremento en la exposición excesiva de los trabajadores al calor en este siglo.

En Atenas, el parrillero Thomas Siamandas corta carne de un espetón en el umbral del famoso restaurante Bairaktaris. No está expuesto directamente al sol, pero los 38º C (100,4ºF) registrados el 16 de julio son aún más difíciles de soportar frente a los fogones con souvlaki.

Los parrilleros entran en salas con aire acondicionado siempre que pueden y tienen agua a mano en todo momento. Trabajando con un ventilador apuntando a sus pies, este cocinero de 32 años afirmó que para mantenerse fresco hay que saber cuándo tomar un descanso, antes de que el calor te abrume.

“Es difícil, pero tomamos precauciones: nos sentamos cuando podemos, tomamos descansos frecuentes y nos mantenemos hidratados. Bebemos mucha agua, realmente mucha”, dijo Siamandas, quien lleva ocho años trabajando en el restaurante. “Tienes que encontrar una manera de adaptarte a las condiciones”.

Sol abrasador en Roma

Massimo De Filippis pasa varias horas al día bajo el sol abrasador contando la historia de las vírgenes vestales, de los gladiadores y de los poderosos emperadores mientras los turistas recorren el Coliseo y el Foro de Roma.

“Honestamente, es duro. No voy a mentir”, dijo De Filippis, de 45 años, mientras se limpiaba el sudor de la cara. “Muchas veces es realmente peligroso entrar en el Foro Romano entre el mediodía y las 3:30 de la tarde”.

Al mediodía del 22 de julio, guió a su grupo por la Via Sacra del Foro, la calle principal de la antigua Roma. Se detuvieron en una fuente para mojarse la cara y rellenar sus botellas.

Los turistas deshidratados suelen desmayarse aquí con el calor del verano, explicó Francesca Duimich, que representa a 300 guías turísticos romanos en la federación nacional, Federagit.

“El Foro es un pozo. No hay sombra, no hay viento”, añadió Duimich. “Estar allí a la una o a las dos de la tarde con el calor del verano significa que te sentirás mal”.

Este año, los guías la han bombardeado con quejas sobre el calor. En las últimas semanas, Federagit solicitó que el Parque Arqueológico del Coliseo, de gestión estatal y que incluye el Foro, adelante una hora su apertura para que las visitas puedan comenzar antes de que el calor se vuelva insoportable. El pedido no ha tenido éxito, por el momento.

La oficina de prensa del parque apuntó que los administradores están trabajando para adelantar la apertura 30 minutos y pronto se programarán visitas después del atardecer.

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Wilson informó desde Barcelona, Gatopoulos desde Atenas y Thomas desde Roma.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.

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