BOGOTÁ (AP) — La duradera relación bilateral entre Colombia y Estados Unidos se ha puesto a prueba en los últimos meses con una sucesión de tensiones que tuvo como último episodio la revocatoria de la visa del presidente Gustavo Petro y de algunos de sus funcionarios más cercanos.
La elección de Gustavo Petro como el primer presidente izquierdista de Colombia suponía un reto en la relación del país que ha sido tradicionalmente considerado un aliado de Estados Unidos en la región, sin embargo, las tensiones se han hecho notorias desde que el republicano Donald Trump llegó nuevamente al poder en enero.
Petro ha sido crítico de la política antimigratoria de Trump, así como del despliegue militar estadounidense en aguas frente a Venezuela y el apoyo a Israel por sus acciones bélicas en la Franja de Gaza, mientras que Estados Unidos descertificó a Colombia en el cumplimiento del control de drogas por primera vez en casi tres décadas.
A continuación, los aspectos clave sobre las tensiones entre los dos países y lo que algunos expertos prevén sobre la relación a futuro.
El llamado a la desobediencia militar
La visa estadounidense le fue revocada el pasado viernes a Petro luego de que instó al ejército estadunidense desobedecer las órdenes de Trump y no “apuntar sus fusiles contra la humanidad”, durante una manifestación en Nueva York contra las acciones bélicas de Israel en la Franja de Gaza.
Petro ha calificado a Israel de cometer “genocidio” y ha tildado a Trump de cómplice del mismo, por lo que dijo que “no merece más sino la cárcel”.
En respuesta a la sanción a Petro, la canciller Rosa Villavicencio y el ministro de Hacienda, Germán Ávila, dijeron que “renunciaban” a la visa en solidaridad. En paralelo, otros funcionarios reportaban que su visa había sido cancelada.
Críticas mutuas a sus políticas
El primer choque sucedió al inicio del año cuando Petro se negó a dejar aterrizar aviones militares estadounidenses con migrantes deportados, al considerar que los llevaban en condiciones indignas.
El incidente estuvo a punto de escalar a la imposición de aranceles mutuos, pero se resolvió cuando Colombia aceptó los vuelos de deportados y envió sus propios aviones a transportarlos. Sin embargo, causó angustia en los empresarios al ser Estados Unidos el principal aliado comercial de Colombia.
Un nuevo choque se generó en septiembre cuando Estados Unidos descertificó a Colombia en el cumplimiento del control de drogas, con una exención para no afectar la asistencia especialmente en temas de seguridad, lo que significó una reprimenda a la política de drogas que ha implementado Petro, en la que ha intentado cambiar el enfoque represivo, para dar prioridad a la concertación con los cultivadores y la persecución de grandes capos.
Estados Unidos designó para el año fiscal de 2024 al menos 377 millones de dólares para Colombia. En medio de las tensiones, Petro ha dicho que no le importa el dinero de la asistencia estadounidense.
Petro se ha autodenominado como un “presidente descertificado”, el primero en tres décadas, mientras que la administración Trump pide medidas más agresivas contra el narcotráfico.
El mandatario colombiano también ha criticado el despliegue militar de Estados Unidos en aguas del Caribe frente a Venezuela calificando de “asesinatos” los ataques a lanchas que, según el gobierno Trump, transportaban cocaína y llevaban miembros del Tren de Aragua.
Giro en la relación
Petro ha afrontado el retiro de su visa y la descertificación de drogas, dos reprimendas que no tenía por parte de Estados Unidos ningún presidente desde Ernesto Samper (1994-1998), quien recibió en su momento cuestionamientos por la presunta entrada de dineros del narcotráfico a su campaña, lo cual siempre ha negado.
Gimena Sánchez-Garzoli, directora para los Andes de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), considera que la crisis con el gobierno de Samper no tuvo la “animosidad actual" que hay con Petro y con los múltiples temas que ahora están implicados.
“Todos los presidentes de Colombia en las últimas décadas han cuidado muchísimo la relación con Estados Unidos. Petro desde el día uno no ha sido así, ha dejado de ser una prioridad el relación", aseguró a The Associated Press Sánchez-Garzoli.
“Antes había un ejército de personas del gobierno colombiano que venían al Congreso y la Embajada” a explicar sus políticas, agregó la analista, quien considera que en consecuencia no hay un buen entendimiento en Washington y sí críticas hacia las políticas.
Qué puede suceder en la relación
Aunque la relación bilateral de 200 años se ha tensado, ninguna de las partes ha hablado abiertamente de un rompimiento.
Sin embargo, Sánchez-Garzoli considera que a nivel presidencial hay una ruptura entre los dos países, aunque se siguen comunicando en los niveles diplomáticos. Considera que la relación podría deteriorarse más con eventuales sanciones dirigidas hacia Petro o su equipo de gobierno, pero sin llegar a un cierre de embajadas o retiro de diplomáticos.
Para Elizabeth Dickinson, analista senior para Colombia del International Crisis Group, se trata de una crisis superficial de la que ambos gobiernos “están sacando provecho político”, sin afectar la relación entre estados.
“Al fin de cuentas, lo que significa es que tal vez lograremos conservar la relación como está, pero avanzar para resolver la tensión se ve menos factible hasta las próximas elecciones”, indicó Dickinson a la AP, en referencia a las elecciones presidenciales que se llevarán a cabo en 2026.
Copyright 2025 The Associated Press. Todos los derechos reservados. Este material no puede ser publicado, difundido, reescrito o redistribuido sin permiso.