Del “Día de la Raza” al “Día de la Resistencia”: América Latina y el Caribe reescriben la memoria colonial en 2025

ECUADOR-INDÍGENAS-PROTESTAS El líder indígena Marlon Vargas da una conferencia de prensa sobre las protestas contra el aumento del precio del diésel tras los recortes a los subsidios al combustible por parte del gobierno del presidente Daniel Noboa, en Quito, Ecuador, el lunes 29 de septiembre de 2025. (AP Foto/Dolores Ochoa) (Copyright 2025 The Associated Press. All rights reserved) (Dolores Ochoa/AP)

Mientras gobiernos como el argentino retornan a denominaciones coloniales, movimientos indígenas y afrodescendientes intensifican su lucha decolonial en un 12 de octubre marcado por la polarización política y la reivindicación histórica

Un día como hoy, pero hace 533 años, se registró por primera vez en la historia la llegada de naves europeas al Caribe, comandadas por Cristóbal Colón. En esos barcos no solo venían exploradores y soldados, sino también enfermedades devastadoras, así como herramientas, armas, culturas, animales y plantas jamás vistas por las personas que vivían en el continente americano.

Lo que durante décadas fue celebrado como un “encuentro de culturas” es hoy reconocido cada vez más como el inicio de uno de los mayores genocidios de la historia de la humanidad, que devastó poblaciones enteras en el Caribe y el continente americano, estableciendo sistemas de esclavitud, explotación y dominación racial que persisten estructuralmente hasta nuestros días.

La conmemoración del 12 de octubre vuelve a convertirse en campo de batalla ideológico este 2025, con el gobierno argentino de Javier Milei reinstaurando la denominación “Día de la Raza” tras abandonar el nombre “Día del Respeto a la Diversidad Cultural” vigente desde 2010.

Esta decisión contrasta radicalmente con la mayoría de los países latinoamericanos, donde las denominaciones han evolucionado hacia formas más críticas con el legado colonial: México celebra ahora el “Día de la Nación Pluricultural”, Venezuela el “Día de la Resistencia Indígena”, Nicaragua el “Día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular”, Bolivia el “Día de la Descolonización” y Perú el “Día de los Pueblos Originarios y del Diálogo Intercultural”.

En este contexto, movimientos indígenas y afrodescendientes de toda la región han articulado una respuesta contundente, reivindicando el 12 de octubre no como celebración sino como día de memoria y resistencia activa, vinculando las luchas históricas con las amenazas contemporáneas del extractivismo, el cambio climático y la marginación sistemática que enfrentan estas comunidades.

En Venezuela, representantes de pueblos indígenas y del movimiento afrovenezolano convocaron a una gran movilización nacional que inició el 11 de octubre, reivindicando esta fecha como “Día de la Resistencia Indígena, Día de la Resistencia Afro y Día de la Resistencia de Nuestra América”.

El Caribe: memoria de un genocidio invisibilizado

Los pueblos taínos, habitantes originarios de las Antillas Mayores, fueron diezmados tras el encuentro con Colón en 1492, pero sus descendientes están hoy reafirmando activamente su identidad cultural, como lo evidencia la exposición del Smithsonian “Resistencia indígena del Caribe ¡Taíno Vive!”, que recorre Estados Unidos visibilizando la supervivencia y los legados culturales de estos pueblos.

El Caribe representa uno de los capítulos más devastadores de la conquista, donde la destrucción física de las poblaciones indígenas fue prácticamente total, aunque la resistencia política y cultural persiste desde sus ancestralidades caribeñas y afroamericanas, como lo demostró históricamente Haití con su independencia y república antiesclavista.

La historia no contada del Caribe sigue escribiéndose hoy. En Colombia, más de una docena de pueblos indígenas —entre ellos los Arhuaco, Kogui, Wiwa, Kankuamo, Wayúu y Zenú— enfrentan una realidad que parece repetir patrones del pasado: desplazamiento forzado, violencia armada y megaproyectos que amenazan sus territorios ancestrales. La diferencia es que ahora estas comunidades tienen voz propia y la usan para denunciar que las violencias coloniales nunca terminaron, solo cambiaron de forma.

En la Sierra Nevada de Santa Marta, considerada por estos pueblos como el corazón del mundo, la expansión urbana y los proyectos energéticos ponen en riesgo lugares sagrados que han defendido durante milenios. “No pedimos permiso para existir”, declaró recientemente un líder Arhuaco durante un foro sobre derechos territoriales. Es el tipo de frase que resume cinco siglos de resistencia.

Cuando la teoría sale a marchar

Lo que comenzó en aulas universitarias en los años noventa hoy llena las calles. Pensadores como el peruano Aníbal Quijano y el argentino Walter Mignolo desarrollaron hace décadas el concepto de “colonialidad del poder”, pero en 2025 sus ideas resuenan en las pancartas de manifestaciones que van desde Bogotá hasta Buenos Aires.

La diferencia con movimientos anteriores es notable: ya no se trata solo de reclamos sectoriales. Las marchas de este octubre combinan demandas indígenas con luchas afrodescendientes, feministas con ambientalistas, creando un frente común que cuestiona las estructuras heredadas de la colonia.

En México, el festival “Son Resistencia” reunió en septiembre a artistas indígenas y afrodescendientes en el Complejo Cultural Los Pinos, transformando espacios de poder en escenarios de reivindicación cultural.

Estas movilizaciones no son espontáneas. Detrás hay décadas de organización comunitaria y, cada vez más, jóvenes que mezclan activismo digital con protestas en las calles. La generación que creció con redes sociales ahora usa esas herramientas para documentar injusticias en tiempo real y coordinar acciones transnacionales.

Florida y España: el eco de la colonia en la diáspora

A más de 2,000 kilómetros de Latinoamérica, en el sur de Florida, las comunidades puertorriqueñas y latinoamericanas observan estos debates con particular interés. Aunque viven en Estados Unidos, muchos mantienen lazos culturales y familiares con el continente, y enfrentan sus propias batallas contra la discriminación racial en territorio estadounidense.

La Hispanic Federation, que trabaja con estas poblaciones, reporta un aumento en la participación de jóvenes latinos en movimientos de justicia racial, especialmente tras los eventos de 2020.

En Miami, Orlando y Tampa, las conversaciones sobre identidad, colonialismo y racismo que antes quedaban en círculos académicos ahora se discuten en centros comunitarios y eventos culturales.

Del otro lado del Atlántico, en Madrid, la situación es más tensa. Este sábado, mientras España celebraba oficialmente el Día de la Hispanidad con desfiles militares y actos institucionales, colectivos de migrantes latinoamericanos y comunidades racializadas organizaron contramanifestaciones bajo el lema “12 de octubre, nada que celebrar”. Las autoridades reportaron restricciones de tráfico en varias zonas de la capital por las movilizaciones.

España es uno de los pocos países europeos que se niega rotundamente a ofrecer disculpas por su pasado colonial, manteniéndose al margen de gestos simbólicos que sí han hecho Bélgica, Países Bajos, Reino Unido y Francia.

La controversia escaló en años recientes cuando la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum insistió públicamente en que Madrid debería expresar una disculpa formal, solicitud que fue rechazada por el gobierno español.

Los números que incomodan

Más allá de los debates simbólicos, los datos revelan una realidad incómoda. Un estudio de la Organización Panamericana de la Salud publicado recientemente sobre 18 países latinoamericanos muestra que las poblaciones afrodescendientes tienen indicadores de salud, educación y acceso a servicios básicos significativamente peores que el resto de la población. Las tasas de mortalidad materna son más altas, el acceso a agua potable es menor, y la brecha educativa persiste generación tras generación.

No son estadísticas abstractas. Representan millones de personas que, 533 años después de aquel 12 de octubre, siguen pagando el precio de una estructura social que nunca fue completamente desmantelada. La colonización oficial terminó hace dos siglos en la mayoría de países latinoamericanos, pero sus mecanismos de exclusión racial y económica sobrevivieron intactos.

Por eso, cuando líderes indígenas y afrodescendientes hablan de “decolonización”, no se refieren solo a cambiar nombres de fechas o derribar estatuas. Hablan de desmantelar sistemas concretos de poder que mantienen a sus comunidades en la pobreza y la marginalización.

Este 12 de octubre de 2025 deja en claro que la memoria histórica no es un asunto del pasado sino del presente.

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