África acoge su primer G20 y pide a los países más ricos más acción contra desastres climáticos

JOHANNESBURGO (AP) — En el municipio más antiguo de Sudáfrica, voluntarios con trajes impermeables se sumergen hasta los muslos en las aguas del contaminado río Jukskei para desenredar una red diseñada para atrapar basura que resultó dañada por las fuertes lluvias. Sin las redes, las chozas de la zona baja de Alexandra, a las afueras de Johannesburgo, podrían sufrir inundaciones desastrosas.

Los líderes del Grupo de los 20 países más ricos e industrializados se reunirán este fin de semana en Johannesburgo para la primera cumbre del bloque en África. Sudáfrica, como anfitriona, quiere priorizar los problemas que afectan a las naciones pobres, incluyendo la respuesta a los desastres agravados por el cambio climático.

Instará a los países ricos y las instituciones financieras internacionales a ayudar más, un llamado que se repite en las conversaciones de Naciones Unidas sobre clima en Brasil.

Los más de medio millón de residentes de Alexandra viven a pocos pasos del distrito financiero más rico de Sudáfrica, Sandton. Pero las inundaciones suelen sumergir puentes, lo que impide que los niños del municipio vayan a la escuela. Es un "gran peligro", dijo Semadi Manganye, vecino y cofundador del grupo de voluntarios, los Guerreros del Agua de Alexandra.

Devastador para los países pobres

“Los estragos del clima están directamente vinculados a los estragos de la desigualdad”, dijo a The Associated Press Binaifer Nowrojee, presidenta de las Open Society Fundations, una organización no gubernamental que promueve la democracia y la gobernanza. “Los países enfrentan la destructiva elección entre hacer crecer sus economías y tomar medidas climáticas”.

El Banco Mundial afirma que las naciones más pobres fueron azotadas por casi ocho veces más desastres naturales en la década de 2010-2020 que en la de 1980-1990.

El sur de África ha sido golpeado por fuertes tormentas tropicales en la última década, que causaron la muerte a miles de personas y unos costos de reconstrucción insoportables. El ciclón Idai, que según los científicos se vio potenciado por el cambio climático, arrasó Mozambique, Malawi y Zimbabue en 2019, dejando daños estimados en 2.000 millones de dólares, de acuerdo con el Banco Mundial. El producto interno bruto de Malawi es de apenas 12.000 millones de dólares.

El año pasado, el fenómeno meteorológico El Niño provocó una de las peores sequías en décadas en la región, devastando la agricultura a pequeña escala y empobreciendo más aún a la población.

Presión a los líderes mundiales

El financiamiento climático ha sido tema de intenso debate entre los países ricos y pobres en cumbres importantes como el G20.

Las naciones adineradas acordaron en la cumbre climática de la ONU del año pasado aportar al menos 300.000 millones de dólares al año para 2035 para ayudar a las que están en desarrollo a lidiar con los efectos del cambio climático y los desastres meteorológicos. Pero expertos independientes sostienen que se necesita mucho más, un estimado de un billón de dólares anuales para 2030.

Uno de los mayores contaminantes del mundo, Estados Unidos, no asistirá siquiera a la cumbre del G20 de este fin de semana debido a un boicot por las ampliamente rechazadas afirmaciones de su presidente, Donald Trump, de que Sudáfrica persigue de forma violenta a una minoría blanca.

Eso hace que lograr medidas sobre clima, o incluso una declaración significativa, por parte del G20 sea una tarea difícil.

Los propios fracasos de Sudáfrica

Los Guerreros del Agua de Alexandra se consideran los guardianes de su entorno desde su fundación en 2021, plantando árboles autóctonos para reducir el calor urbano y recopilando y reciclando basura del río.

Se enfrentan al tipo de retos que se ven en otros municipios y asentamientos pobres en todo el país, que es la economía más desarrollada del continente pero cuenta con algunas de las desigualdades más drásticas del mundo.

Un reporte de Amnistía Internacional publicado este mes con motivo de la cumbre del G20 señaló que el gobierno sudafricano está fallando a hasta cinco millones de personas que viven en asentamientos informales sin viviendas ni servicios adecuados y que sufren el impacto de la crisis climática. A menudo se ven obligados a vivir en zonas vulnerables y bajas cerca de ríos, agregó.

Las inundaciones registradas en junio en la provincia de Cabo Oriental causaron más de 100 muertes. Mientras el presidente del país, Cyril Ramaphosa, dijo que fueron exacerbadas por el cambio climático, las autoridades locales apuntaron que fueron más letales debido a la mala calidad de la vivienda y al deterioro de la infraestructura en una de las regiones más pobres de Sudáfrica.

Crecimiento sostenible

Ntombi Maponya es una de las alrededor de 3.000 personas que trabajan con los Guerreros del Agua de Alexandra u otros proyectos locales y que reciben una pequeña remuneración mensual de una colección público-privada de donantes que incluye a los gobiernos de Sudáfrica y Canadá.

“Cuando llega el 25 de cada mes, comienzas a sonreír”, afirmó.

La iniciativa comenzó en 2022 con apenas 250 personas.

La resiliencia climática debería verse como una estrategia para impulsar el desarrollo, indicó la economista camerunesa Vera Songwe, ex secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para África de Naciones Unidas.

"La buena noticia... es que, de hecho, el crecimiento verde, sostenible y resiliente es un crecimiento mucho más rápido", dijo a reporteros durante un acto sobre la crisis de la deuda antes del G20.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.

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