SANTIAGO (AP) — Con casi cuatro décadas de militancia en el Partido Comunista y la promesa de un gobierno “para todos”, Jeannette Jara es la carta del oficialismo para mantenerse en el poder en Chile.
Su largo historial político y estilo pragmático le abrieron las puertas para imponerse en las primarias del pasado junio como la candidata única de una alianza que aglutina a los sectores de izquierda y centroizquierda. Pero su pasado militante no ha logrado convencer del todo a un electorado que históricamente ha optado por posiciones más centristas.
Jara se medirá el próximo domingo con el ultraderechista José Antonio Kast en una segunda vuelta electoral después de que ninguno lograra la mayoría necesaria para una victoria en primera ronda.
Pese a que ganó en la primera vuelta con un 26,8% de los votos, el resultado estuvo muy por debajo del esperado, por lo que la comunista ha cambiado la estrategia para el balotaje: dejó a un lado su tono conciliatorio y apostó por una postura más combativa para enfrentar a su rival.
Oriunda de un humilde barrio de la capital chilena, Jara acumula un extenso historial en la política que incluye cargos como dirigente sindical, subsecretaria de Previsión Social y, más recientemente, ministra del Trabajo bajo la administración del saliente presidente Gabriel Boric.
Fue al frente de la cartera, a la que dejó en abril para dedicarse a la campaña presidencial, que logró notoriedad. Entre otros proyectos cosechó logros como la aprobación de la reducción de la semana laboral, la reforma del sistema privado de pensiones y el ajuste sostenido del salario mínimo.
Nacida el 23 de abril de 1974, Jara es hija de un ama de casa y un mecánico y la mayor de cinco hermanos. Su larga militancia política tuvo inicio a los 14 años cuando se sumó a las filas de las Juventudes Comunistas en los últimos años de la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990).
A los 19 años se casó con un dirigente estudiantil que murió dos años después. Muchos años después volvió a casarse y fruto de la relación nació Andrés, su único hijo.
Así como otros rostros de las nuevas generaciones políticas de la izquierda de Chile, es parte de un ala más liberal y crítica del Partido Comunista, una de las formaciones más antiguas del país e histórica cuna de grandes referentes culturales como el escritor Pablo Neruda y el cantautor Víctor Jara.
Durante la carrera electoral no escondió sus convicciones ideológicas, pero trató de enfatizar su autonomía a las posturas de su formación, lo que llevó a embates públicos con la cúpula del partido, sobre todo por su reproche a Venezuela y Cuba, países que no considera democracias.
Igualmente rechazó la etiqueta de heredera de Boric o de la expresidenta Michelle Bachelet (2006-2010 y 2014-2018) y aseguró que, de ser elegida, encabezará su propio gobierno.
“No soy heredera ni de Boric ni de Bachelet. Soy heredera de un proyecto de centroizquierda", sostuvo en un debate la semana pasada.
Una campaña que no termina de convencer
A pesar de los intentos de desmarcarse de la sombra de su partido, Jara no ha conseguido despuntar en las encuestas ni convencer a una buena porción del electorado. Todos los sondeos auguran una amplia victoria de Kast, por lo que para esta segunda vuelta la carta del oficialismo ha apostado por un tono más combativo.
Aunque insista en que su candidatura representa a todo el sector progresista de Chile, ha accedido a renunciar o congelar su militancia en el Partido Comunista en un guiño por convencer a cerca del 20% de los votantes que no se decantan por ninguno de los dos contendientes del balotaje.
Asimismo, trató de dejar en evidencia a Kast y ha intercambiado dardos cruzados con el republicano en más de una ocasión.
Jara ha calificado las propuestas de su oponente como “populistas” y criticado reiteradamente cómo Kast elude dar detalles de sus principales proyectos, como el prometido recorte millonario con el que busca reducir el tamaño del Estado o la expulsión masiva de inmigrantes indocumentados. También trató de señalar lo que considera su inacción durante los varios años en que Kast fue diputado.
“El otro candidato estuvo 16 años en el Congreso Nacional y no aprobó ninguna ley relevante para la gente", afirmó en un vídeo publicado en sus redes sociales esta semana. ”Sólo sabe oponerse", agregó al indicar que el ultraderechista votó en contra de la ley del divorcio, de la píldora del día después y de la protección de las mascotas.
Al mismo tiempo apostó por hacer un guiño a los electores haciendo énfasis en sus propuestas sociales, muchas germinadas en el gobierno Boric y las que promete expandir, como la reducción de los precios en la cuenta de luz y la rebaja en los gastos en educación, salud y vivienda.
También propone fortalecer las policías y el aparato estatal para combatir el crimen organizado, endurecer el acceso a las armas de fuego, reforzar las fronteras para limitar los ingresos irregulares e impulsar equipos especializados en delitos económicos a fin de rastrear el dinero ilícito que financia a las organizaciones criminales clandestinas.
En cuanto a la migración irregular, en un país donde la población extranjera representa casi el 9% de los 18,5 millones de habitantes, Jara aboga por un sistema de empadronamiento de los migrantes indocumentados y la expulsión de los que se nieguen a registrarse.
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