MIAMI. – La temporada de huracanes en el Atlántico sigue avanzando con lentitud en su segunda semana, y no se espera desarrollo de tormentas durante el transcurso de la semana laboral.
La actividad de lluvias que comentamos el lunes pasado —asociada con la fase ascendente de la Oscilación Madden-Julian (MJO, por sus siglas en inglés)— se desplazará hacia Centroamérica el próximo fin de semana. Sin embargo, los pronósticos han disminuido las expectativas sobre la intensidad de este episodio de la MJO y, por ahora, la actividad tropical se mantendría limitada al este del Pacífico, sin afectar al Golfo de México ni al Caribe.
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Aunque aún no se han formado tormentas con nombre en el Atlántico, la primera tormenta nombrada en esta cuenca suele aparecer alrededor de la tercera semana de junio. Como hemos señalado en boletines anteriores, la actividad temprana (o su ausencia) no es un indicador confiable de lo que podría suceder en el resto de la temporada.
El este del Pacífico Norte arranca con fuerza
El domingo se formaron la segunda y tercera tormentas con nombre —Barbara y Cosme— de la joven temporada de huracanes en el este del Pacífico Norte. Habitualmente, la tercera tormenta con nombre en esta cuenca no se presenta sino hasta la primera semana de julio, por lo que la actividad actual va muy adelantada.
Barbara se fortaleció el lunes por la mañana, convirtiéndose en el primer huracán de la temporada 2025 en el Pacífico oriental, y se espera que Cosme también alcance categoría de huracán más tarde hoy. En promedio, el segundo huracán del Pacífico oriental no suele formarse sino hasta mediados de julio. Se pronostica que tanto Barbara como Cosme permanecerán sobre aguas abiertas.
Es la primera vez desde 1992 que el este del Pacífico Norte registra tres tormentas con nombre antes del 9 de junio. También es la primera vez desde 1990 que el Pacífico oriental contabiliza tres tormentas con nombre mientras que el Atlántico no ha registrado ninguna a estas alturas de la temporada.
El inicio de la temporada en el Pacífico contrasta notablemente con el de 2024, cuando la primera tormenta nombrada no se formó sino hasta el 4 de julio, el arranque más lento de la era satelital para esa región.
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