Niegue todo, no ceda un ápice: La nueva estrategia política

FILE - In this Oct. 27, 2019, file photo President Donald Trump, right, accompanied by Rep. Matt Gaetz, R-Fla., left, arrive for Game 5 of the World Series baseball game between the Houston Astros and the Washington Nationals at Nationals Park in Washington. (AP Photo/Andrew Harnik, File) (Andrew Harnik, Copyright 2019 The Associated Press. All rights reserved)

WASHINGTON – La sola posibilidad de un escándalo solía ser razón suficiente para acabar con las carreras políticas con una sorprendente velocidad. Eso ya no sucede.

Envuelto repentinamente en una investigación de tráfico sexual, el representante Matt Gaetz niega haber cometido delito alguno, descarta renunciar y se presenta como víctima de una campaña de difamación.

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El legislador se suma a una creciente lista de políticos de ambos partidos —casi exclusivamente hombres— que están reformulando la respuesta a una controversia. En lugar de pedir humildemente disculpas, se manejan como si no pasase nada, insisten en que no cometieron irregularidades y apuestan a que todo habrá pasado al olvido en las próximas elecciones.

“Está claro que esta es una nueva estrategia que emplea la gente para responder a una crisis”, manifestó Brent Colburn, estratega demócrata que trabajó para el gobierno de Barack Obama. “Es un nuevo capítulo en el manual”.

El futuro político de Gaetz sigue en duda y dependerá del rumbo que tome la investigación. Pero después de ser por varios años uno de los principales defensores de Donald Trump, ahora sigue al pie de la letra la fórmula que tantas veces empleó el expresidente.

Cuando circuló un video en las postrimerías de la campaña presidencial del 2016 en el que él se ufanaba por haberle tocado las zonas íntimas a varias mujeres, Trump dijo que se disculpaba “si alguien se sintió ofendido” y restó importancia al episodio, diciendo que eran “tonterías de vestuario”. Desoyó pedidos de su propio partido de que retirase su candidatura y pocas semanas después ganó las elecciones.

Como presidente, Trump respondió a un escándalo tras otro mirando hacia adelante, evitando que la gente se enfocase en un solo tema demasiado tiempo, incluso si ello implicaba generar otra controversia.

La presión sobre Gaetz aumenta. En una audiencia del jueves se reveló que uno de sus aliados políticos, Joel Greenberg, está negociando un acuerdo con los investigadores, lo que podría no ser nada bueno para él.

Por ahora, no obstante, Gaetz repite el libreto de Trump y busca el apoyo de sus más fervientes partidarios. El viernes hablaba en un evento en un club de golf de Trump en Miami.

“Trump ve en Matt Gaetz lo que querría ver en todo el mundo”, afirmó el estratega republicano Rick Wilson, agregando que, en muchos sentidos, el legislador es “el hijo que nunca tuvo”.

Gaetz no es el único que se niega a dar el brazo a torcer en medio de una tormenta política.

El gobernador demócrata de Nueva York Andrew Cuomo se niega a renunciar a pesar de varias denuncias de abuso sexual que hicieron que algunos de sus más cercanos aliados le pidiesen la dimisión.

El gobernador demócrata de Virginia Ralph Northam también se mantuvo en el cargo en el 2019, después de que circulase un anuario escolar en el que aparecía pintado de negro, junto a alguien con la túnica del Ku Klux Klan. Northam admitió que la persona pintada de negro era él y pidió disculpas, aunque días después negó que fuese él.

El temporal amainó, Northam siguió en el cargo y fue elogiado por su manejo de la crisis del coronavirus.

Los hombres parecen más proclives que las mujeres a usar estas tácticas. La representante Katie Hill renunció en el 2019 tras admitir una relación inapropiada con dos miembros de su equipo.

“Los hombres de los dos partidos hacen estas cosas. Redoblan la apuesta, niegan y esperan que amaine la tormenta”, afirmó la estratega demócrata Nicole Brener-Schmitz. “A las mujeres las critican si apelan a estos recursos y también si no lo hacen”.

Meredith Conroy, profesora de ciencias políticas de la Universidad Estatal de California en San Bernardino y autora de varios libros, incluido “Masculinity, Media, and the American Presidency” (La masculinidad, los medios de prensa y la presidencia estadounidense) dijo que los escándalos perjudican más a las mujeres que a los hombres.

“Las mujeres en general, y sobre todo en la política, son consideradas más honestas y confiables”, dijo Conroy. “Cuando no encajan dentro de esa imagen, son blanco de críticas”.

Una excepción es la representante republicana Marjorie Taylor Greene, que defiende sus posturas contra viento y marea. Se la despojó de su plaza en la comisión de asignaciones de la cámara baja y fue obligada a ofrecer disculpas por haber apoyado a QAnon y otras teorías conspirativas y por hacer comentarios racistas.

Pero se negó a renunciar, recaudó más dinero que antes y es cada vez más popular en algunos círculos conservadores.

Gaetz sigue siendo popular también en su distrito de la Florida, aunque hay algunos que empiezan a cuestionarlo dentro del mismo partido Republicano.

Steve Jacobson, afiliado al partido, dice que a Gaetz “le gusta hacer olas, pero en realidad no hace mucho. Le interesa salir en los diarios más que ayudar a la gente”.

“Dicen que le mostró fotos de contenido sexual en su teléfono a otro legislador... Si un chico hace eso en la escuela, lo expulsan. Y el tipo lo hace en el mismo Congreso. ¿Está bien eso?”, preguntó Jacobson.

Gaetz, por otro lado, pidió a la Casa Blanca que le emitiese un perdón en los últimos días de la presidencia de Trump, según una persona al tanto de la gestión.

El informante dijo que era una medida preventiva buscada por él y otros legisladores republicanos. Gaetz hizo el pedido en momentos en que el Departamento de Justicia investigaba su conducta y trataba de determinar si había violado las leyes de tráfico sexual. No está claro si Gaetz tocó ese tema al hacer su solicitud.

Trump afirma que Gaetz jamás le pidió un perdón a él.

Es de notar que la cúpula del partido republicano no salió en defensa de Gaetz y que ya hay un representante republicano, Adam Kinzinger, que pidió su renuncia.


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