Cazadores furtivos usan trampas de pegamento contra guacamayas, residentes de Miami-Dade buscan protegerlas

MIAMI-DADE, Fla. – Daria Feinstein está preocupada por las “majestuosas” guacamayas en su vecindario al sureste del condado de Miami-Dade, ya que es temporada de anidación y que los cazadores furtivos salen como locos.

Una población de guacamayas azules y doradas frecuenta Coral Gables, Pinecrest y Palmetto Bay. Ron Magill, del zoológico de Miami, comenta que las guacamayas han estado anidando en el sur de Florida durante años.

Jennifer Santino-Finger photographs macaws in Palmetto Bay. (Local 10 News Viewer Share)

Feinstein se sintió desconsolada cuando vio por primera vez un guacamayo atrapado en la trampa de pegamento de un cazador furtivo. Magill denunció que los pájaros se atascan y se arrancan las plumas tratando inútilmente de escapar.

“Este pájaro estaba aterrorizado. Se pueden ver todas las plumas arrancadas y que todo el pegamento se le pega en el pecho”, lamentó Feinstein.

“Es como si te arrancaran el pelo”, agregó Magill.

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La ley estatal no protege a las guacamayas porque no son especies nativas. La Comisión de Conservación de Vida Silvestre y Pesca de Florida prohíbe el uso, la colocación y la posesión de trampas para pájaros sin un permiso.

Magill sospecha que las guacamayas provienen de dueños privados de mascotas que las perdieron o las liberaron. Los residentes de Pinecrest creen que las aves son descendientes de las guacamayas azules y doradas que escaparon de Jungle Island cuando estaba ubicada en Pinecrest Gardens.

Curtis Crider, de Jungle Island, emitió un comunicado diciendo que no puede confirmar si las guacamayas de Pinecrest tienen alguna relación con el parque.

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Para los cazadores furtivos, los guacamayos pueden traer miles de dólares. Los cazadores furtivos también buscan nidos para arrancarles las crías.

“Desafortunadamente, el comercio de vida silvestre es común porque hay mucho dinero en vida silvestre exótica”, destacó Magill. “Creo que está justo después de las drogas y las armas en lo que respecta al dinero”.

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“Qué cruel es quitarle un pájaro a su pareja, a su bandada, algo que nace en la naturaleza”, dijo Feinstein. “Es una crueldad increíble”.

Magill asegura que las guacamayas no son especies invasoras porque no son perjudiciales para otras especies.

“Esto es algo muy triste”, lamentó Magill, y agregó: “No creo que los legisladores estén al tanto de lo que está sucediendo con estos animales”.

Para ayudar a proteger a las aves, las autoridades convirtieron Palmetto Bay en un santuario de aves. Magill y Feinstein esperan que las autoridades estatales sigan su ejemplo.

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