Líderes indígenas critican construcción de ‘Alcatraz de los caimanes’ en tierras sagradas de Florida

TALLAHASSEE, Fla. – La administración del gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, avanza rápidamente en construir una instalación improvisada de detención de inmigrantes en una pista de aterrizaje en los Everglades, a pesar de la oposición de líderes indígenas nativos que consideran el área como tierra ancestral sagrada.

Una serie de generadores portátiles y camiones de volteo cargados con tierra de relleno llegaron al sitio el jueves, según la activista Jessica Namath, quien presenció la actividad. El estado está avanzando con la construcción de un complejo de carpas de alta resistencia, remolques y otras construcciones temporales en un aeródromo, el cual es propiedad del condado Miami Dade y se encuentra en la Reserva Nacional del Gran Ciprés, a unos 72 kilómetros (45 millas) al oeste del centro de Miami.

Un portavoz de la División de Manejo de Emergencias de Florida, que está ayudando a encabezar el proyecto, no respondió a las solicitudes de comentarios.

Funcionarios estatales han dicho que el sitio es un lugar ideal para albergar a los migrantes, ya que allí “no hay mucho” aparte de pitones y caimanes.

Los líderes indígenas —cuyas raíces en el área se remontan miles de años— cuestionan eso, y condenan los planes del estado de construir en sus tierras lo que ha sido apodado el “Alcatraz de los caimanes”.

Durante generaciones, los extensos humedales de lo que ahora es el sur de Florida han sido hogar de pueblos indígenas que hoy conforman la tribu mikasuki y la tribu seminola, ambas del estado, así como la nación seminola de Oklahoma.

“En lugar de que las tierras de los mikasuki sean un páramo deshabitado para caimanes y pitones, como algunos han planteado, el Gran Ciprés es la tierra tradicional de la tribu. El paisaje ha protegido a los pueblos mikasuki y seminola durante generaciones”, escribió el presidente de los mikasuki, Talbert Cypress, en un comunicado en redes sociales.

Quedan 15 aldeas tradicionales mikasuki y seminola en el Gran Ciprés, así como terrenos ceremoniales y de entierro y otros sitios de reunión, testificó Cypress ante el Congreso en 2024.

“Vivimos aquí. Nuestros antepasados lucharon y murieron aquí. Están enterrados aquí”, señaló. “El Gran Ciprés es parte de nosotros, y nosotros somos parte de él”.

Garrett Stuart, quien vive a unos 4,8 kilómetros (3 millas) del sitio, dijo que las aguas cristalinas, las praderas abiertas y las exuberantes islas de árboles del Gran Ciprés rebosan de vida.

“Escuchar los argumentos de las ranas en el agua, ¿sabes? Y escuchar el gruñido del caimán. Escuchas el llamado de esa águila pescadora que vuela cerca y escuchas a los cuervos charlar”, expresó. “Todo es simplemente increíble”.

Los críticos han censurado la instalación y dicen que la aparente dependencia del estado en los caimanes como medida de seguridad es un espectáculo cruel. Por su parte, DeSantis y otros funcionarios estatales han defendido las obras, diciendo que forman parte de las enérgicas labores de Florida para implementar las duras medidas contra la inmigración ordenadas por el presidente Donald Trump.

“Tener a caimanes y pitones para que sean los guardias de seguridad... sólo alguien que nunca ha pasado tiempo en el pantano diría algo así”, apuntó Stuart. “Tienen miedo de los seres humanos”.

La Guardia Nacional de Florida se está preparando para desplegar hasta 100 soldados en la instalación el 1 de julio con el fin de proporcionar seguridad e incrementar el personal, y otros apoyos “según lo indicado”.

“No tenemos un cronograma establecido para esta misión debido a la naturaleza fluida de la situación, pero permaneceremos en el terreno mientras seamos necesarios y bajo la dirección del gobernador DeSantis”, declaró en un comunicado Brittianie Funderburk, portavoz de la Guardia Nacional de Florida.

Líderes indígenas y ambientalistas instaron al estado a cambiar de rumbo, e hicieron notar que en los últimos años se han invertido miles de millones de dólares en fondos estatales y federales para la restauración de los Everglades, una inversión que, según dicen, está en riesgo debido a los planes de albergar a unos 1.000 migrantes en el sitio por tiempo indeterminado.

Líderes indígenas y activistas planean reunirse nuevamente en el sitio el sábado para realizar una manifestación, en la cual destacarán la razón por la que el área es “sagrada” y debe ser “protegida, no destruida”.

“Este lugar se convirtió en nuestro refugio en tiempos de guerra. Nos proporciona un lugar para continuar con nuestra cultura y tradiciones”, escribió la líder mikasuki Betty Osceola en una publicación en redes sociales en la que anunció la manifestación.

“Y necesitamos protegerlo para nuestras futuras generaciones”, agregó.

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Kate Payne es miembro del cuerpo de The Associated Press/Report for America Statehouse News Initiative. Report for America es un programa nacional de servicio sin fines de lucro que coloca periodistas en redacciones locales para informar sobre temas poco cubiertos.


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