ACANDI, Colombia – En la ciudad costera colombiana de Necoclí, hay una tienda que sólo vende billetes de barco para cruzar el Golfo de Urabá, que hace de puente entre Sudamérica y Centroamérica.
A 40 dólares por persona, la tienda se agota rápidamente. Un trabajador pega un papel en la puerta anunciando cuándo volverá a haber venta de billetes. Está en inglés, español y criollo haitiano.
Otras tiendas como ésta tampoco pueden hacer frente a la demanda. Nathalie Pierre, nacida en Haití, consiguió entradas. Viaja con un niño pequeño y estaba esperando en la cola del puerto de Necoclí.
“Cualquier cosa puede pasar”, dijo Pierre en un español roto. “Tengo miedo de morir, o tal vez de que mi hija muera”.
Las restricciones de visado y los límites de inmigración de Panamá no están disuadiendo a los migrantes, en su mayoría procedentes de Haití, Cuba y Venezuela, de arriesgarlo todo para llegar a la frontera entre Estados Unidos y México. Las autoridades informan de que se ha producido un aumento durante la pandemia de coronavirus.
Algunos de los migrantes que intentan cruzar el Golfo de Urabá de noche en embarcaciones poco fiables y sin chalecos salvavidas se están ahogando, según Luis Andrés Fajardo, Defensor del Pueblo adjunto de Colombia.
Al otro lado del Golfo de Urabá, un pequeño grupo de residentes del pueblo de Acandí recibe a los migrantes. Hombres con vehículos tirados por caballos ofrecen un corto paseo a través de un camino fangoso por 20 dólares por persona. Pierre no era la única madre en la multitud. Había mujeres migrantes con bebés en brazos.
Los tenaces migrantes atraviesan a pie las 60 millas de la Brecha del Darién de Panamá, una selva montañosa densa y sin ley, y cruzan el río Chucunaque, el más largo de Panamá.
Desde una clínica en el pequeño pueblo de Bajo Chiquito, los voluntarios de Médicos Sin Fronteras informan de que tratan a las víctimas de violaciones y a los supervivientes traumatizados, perseguidos por los cadáveres en descomposición y los ladrones.
Algunos de los migrantes abandonan el pueblo para iniciar su viaje a través de Centroamérica tras sufrir lesiones en los pies, afecciones cutáneas y heridas infectadas.
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Torres contribuyó a este informe desde Miami.